JENNY ESTABA DESTINADAA SUFRIR POR AMOR
Jenny nunca había aprobado los planes de Sylvia, su madrastra, de casarse con Glavcos Kyrou, un viejo y poderoso griego. Y se sintió aun más miserable cuando al llegar a la isla de éste, conoció a su hijo, el guapo y arrogante Daros.
No bastaba con que Daros pensase que ella era una caza fortunas como Sylvia. También tuvo que ver como Sylvia cambiaba su lealtad del padre al hijo. Sylvia siempre había tenido a cualquier hombre que había deseado. ¿Era su culpa si deseaba al único hombre que Jenny alguna vez hubo amado?
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