Siempre hay un precio que pagar.
Esa fue la advertencia que Darius le hizo cuando se unió a su grupo itinerante. Y contemplando hipnotizada el implacable rictus de su boca, la firme determinación en su rostro y los vacíos y desalmados ojos, tuvo miedo de preguntar cuál sería.
Ella siempre había sido diferente y se había mantenido apartada del resto del mundo. Pero desde el instante en el que sus brazos la envolvieron, hechizándola, Darius pareció entender sus extraordinarios dones. Pero... ¿su beso ofrecía el amor y la relación que ella buscaba o un peligro mucho más potente que sus propias panteras?
En algún profundo lugar dentro de sí misma, Tempest comprendió que conocía la respuesta. No tenía más opción que aceptar la caricia aterciopelada de su lengua, someterse a la pasión candente que perforaba su piel y dar la bienvenida a un placer erótico como jamás había conocido?
Esa fue la advertencia que Darius le hizo cuando se unió a su grupo itinerante. Y contemplando hipnotizada el implacable rictus de su boca, la firme determinación en su rostro y los vacíos y desalmados ojos, tuvo miedo de preguntar cuál sería.
Ella siempre había sido diferente y se había mantenido apartada del resto del mundo. Pero desde el instante en el que sus brazos la envolvieron, hechizándola, Darius pareció entender sus extraordinarios dones. Pero... ¿su beso ofrecía el amor y la relación que ella buscaba o un peligro mucho más potente que sus propias panteras?
En algún profundo lugar dentro de sí misma, Tempest comprendió que conocía la respuesta. No tenía más opción que aceptar la caricia aterciopelada de su lengua, someterse a la pasión candente que perforaba su piel y dar la bienvenida a un placer erótico como jamás había conocido?
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