Todas las mujeres encontraban irresistible a Mitch Vallantyne, y su hermanastra Shelley no era una excepción.
Ahora que su adorado padrastro, Luke, sufría una enfermedad grave y ansiaba verla, Shelley no podía negarse a acompañar a Mitch a su casa en Queensland. Shelley hubiera deseado que Luke no manifestara su deseo de que los dos jóvenes se casaran, pues aunque ella amaba a Mitch era obvio que éste sólo se casaría para hacer feliz a Luke. Shelley también quería complacerle, pero, ¿debía pagar un precio tan alto?
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